Iván Muga vivió una seguidilla de hechos trágicos en Caranavi. En febrero, su pequeña falleció atrapada por la mazamorra. En abril él perdió a su mujer y su casa, por lo que quedó a cargo del resto de sus hijos.
Iván Muga, el padre de cuatro niños que quedó viudo y necesita ayuda, en La Paz.
La vida de Iván Muga es una sucesión de eventos fatales en la que se acumularon la tristeza, impotencia y pérdidas. Sin embargo, el hombre se mantiene erguido, con la fe en Dios intacta, pese a los vendavales de angustia.
Está enfermo. Tiene uno de sus pulmones severamente dañado y, de acuerdo con los médicos, es necesario que reciba un trasplante urgente. Iván es padre de cuatro niños, perdió a su bebé de 3 años en febrero pasado producto de la mazamorra, quedó viudo a los dos meses y ahora batalla ante la vida como puede.
Su presente es muy complicado. Oriundo de la provincia Gualberto Villarroel (La Paz), el padre viudo comenzó a experimentar tragedias en febrero, cuando una mazamorra se cobró la vida de su pequeña.
Ese fue el inicio de las tragedias. «La mazamorra se la ha llevado a mi hijita de 3 años. Todo hemos perdido allá. También se lo ha arrasado la mazamora el lugar donde estábamos (la casita). Yo, por salvarla, me entré a la mazamorra, pero han sido vanos los intentos porque la mazamorra se la llevó. Mi esposa me dijo ‘está apareciendo su cuerpo’. Sin importar el peligro, me he entrado, por querer sacar su cuerpo, pero un tronco se me vino encima y perdí el sentido. Como entre sueños he despertado. Me habían sacado del barro».
El pie de la bebé era visible a escasos metros de donde se hallaba Iván. Nada más pudo hacer. «Ahí se ha quedado toda enterrada».
Él es evangelista. Se apoya de forma absoluta en su fe en Dios. Entonces, cuando falleció la niña, tanto él como su esposa resolvieron asumir la muerte como una prueba.
«Yo soy hermano. Le dije (a mi esposa) mira, es una prueba para nuestras vidas. Ahora, ¿qué vamos a hacer?». Quedaron sin casa producto del desastre con el lodo. Por ello, subsistieron recogiendo bolsas de plástico en el mercado. Lo hicieron durante una semana.
Luego, decidieron dirigirse a pie hasta la ciudad de Caranavi. Fue también una semana entera de caminata y cansancio.
Cuando Iván y su familia llegaron al lugar de destino, sus familiares le dieron la espalda, según relata el hombre. «Mis propios familiares me despojaron de lo que tenía. Me dijeron: ‘tú ganas harta plata’. Yo, una temporada, trabajaba en Radio Caranavi. Entonces, me dijeron: ‘tú, tan lindo a través de Radio Caranavi predicabas, ¿dónde está tu Dios, que tanto predicabas?’, me dijeron».
El siguiente destino fue el centro de La Paz, donde dieron con una mujer también cristiana que les tendió una mano de forma temporal. Los derivó a El Alto, donde los hospedó en una vivienda precaria.
Al poco tiempo, Iván cayó enfermo, producto del daño en uno de sus pulmones. Sus intentos por salvar a su niña en la mazamorra no fueron gratuitos y dejaron secuela.
Ya en marzo lo atendieron en un hospital y lo enviaron al Hospital del Tórax. Su salud estaba tan complicada que tuvieron que ingresaron a terapia intensiva. «Ahí estuve internado un mes en terapia intensiva. Los doctores me dijeron: tu pulmón está partido en dos por causa del golpe, hay que hacer un trasplante».
Le aconsejaron que se trasladara a Brasil para recibir la atención, pero evidentemente no contaba con los recursos. Resignado en Bolivia, los médicos lo desahuciaron.
Como en una novela llena de tragedias, su esposa murió el 15 de abril. «Ese dolor es el que tengo… me he quedado con mis tres niñas y un varoncito». Perdió la vivienda en la que estaba alojado temporalmente con su familia. Entonces, tuvieron que armar una carpa y vivir allí.
«La dueña de la casa la vendió. No teníamos dónde ir. Nos hicimos la carpa. Ahí hemos estado como tres meses, sin agua, sin luz, con el frio, que era fuerte. Gracias a Dios, una hermanita (cristiana) me dijo: vivo en Villa Fátima». Esta mujer le ofreció que viviera en su casa, donde actualmente alquila. Sin embargo, Iván se endeudó.
Ahora debe tres meses de agua y también luz.
«Tengo ganar de salir adelante por mis hijos. Me he hecho recibir de ayudante de albañil, pero cuando alzo pesado me revienta sangre de la boca. Necesitamos de todo».
Todos los que se sientan tocados con su historia, pueden comunicarse con él mediante el número 78788577. Se encuentra en La Paz.