Hay trabajos que se han iniciado en un sector de la reserva con la construcción de caminos en medio del bosque. Estudios con base en imágenes satelitales indican que el 95% del área protegida se mantiene en buenas condiciones hasta el momento.
La reserva de Tariquía se caracteriza por tener bosques nublados. SERNAP
“No sabemos cómo vamos a detenerlos para que no entren. Y usted sabe que el gobierno tiene tanto poder, no hace caso a los organizaciones sociales, no respeta las decisiones de las bases. Nada”, dice Paola Gareca, ejecutiva de la Subcentral de Tariquía, sobre los caminos que se están abriendo dentro de la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía, en Tarija, en el límite con Argentina.
Los trabajos a los que se refiere Gareca iniciaron hace algunos meses y son los relacionados con el proyecto de exploración y explotación de gas dentro de la reserva. Los reclamos de las comunidades que viven en la reserva evitaron que se ejecutaran durante, por lo menos, siete años.
Son tres las zonas establecidas dentro de la reserva de Tariquía que estarían dedicadas al proyecto de hidrocarburos: Astillero, Churumas y San Telmo norte y sur.
Jorge Campanini, investigador del Centro Documental de Información de Bolivia (CEDIB), señala que en la zona de Astillero los trabajos de exploración ya se iniciaron. “Es una zona de muy difícil acceso, donde no hay muchas comunidades y la conexión es muy limitada, entonces han ingresado por ahí”.
Para el sector de Churumas y San Telmo, el investigador de CEDIB indica que están en el proceso de actualización de sus licencias ambientales para que se inicien las labores de exploración.
La Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía se extiende sobre 246.870 hectáreas de bosque en el departamento de Tarija y la superficie comprometida por los bloques de hidrocarburos es de 128.083 hectáreas, según información de CEDIB.
Riesgos ambientales en Tariquía
Ingreso a la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía. SENARP
“Si la empresa sigue operando ya no sería una reserva. Lo primero que va empezar es la contaminación y después será la pérdida de agua”, dice Gareca sobre los daños ambientales que amenazan al área natural protegida.
Fotografías y videos tomados en los últimos meses muestran el ingreso de maquinaria pesada a la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía. En las imágenes se observan grandes montañas de tierra removidas en medio del bosque y caminos formados en zonas en donde antes había árboles.
El científico alemán Stefan Cramer, geólogo de la organización Senior Experten Service y especializado en aguas subterráneas, señala que existen varios riesgos asociados con el ingreso de las empresas de hidrocarburos en la reserva de Tariquía.
Cramer explica que, además de los impactos directos en el sector donde se instalan los pozos de gas, también se deben tomar en cuenta los impactos indirectos que “son varios y mucho más grandes”. Y menciona los problemas que ocasionan la construcción de caminos y carreteras en medio del bosque, “un daño medioambiental muy importante porque son carreteras de diez metros de ancho, pero están en terrenos con mucha pendiente, por tanto, ocupan un espacio casi diez veces más grande. Además que están en zonas de alta calidad de bosques, en la zona núcleo de la reserva”.
Trabajo para abrir vías en la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía. MAYRA ZALLES
Cuando se abren carreteras —continúa Cramer— llegan migrantes para establecer asentamientos, extraer madera o realizar minería; es decir, los caminos abren accesos a zonas del bosque que son prácticamente impenetrables. “Estos caminos que se están abriendo promueven otros desarrollos económicos y, sobre todo, la deforestación. Actualmente, la reserva todavía está casi intacta. Imágenes satelitales muestran que el 95% de esta área protegida todavía es un bosque sano”, asegura el experto.
Sus afirmaciones se sustentan en un estudio realizado por el mismo Cramer e investigadores de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS) —donde el geólogo alemán es docente—, investigación que se basa en imágenes satelitales de la reserva Tariquía de los últimos 20 años.
“Hemos calculado que más o menos que el 5% de la reserva ya está deforestada, que avanza con una velocidad cada vez más rápida en los últimos años”, dice Cramer sobre la revisión de imágenes satelitales de Landsat y Sentinel que hizo para su estudio.
Al científico alemán también le preocupa el impacto de este proyecto sobre la función que tiene la reserva en la región. “La reserva funciona como una bomba de agua”, explica y advierte que eso se podría perder.
Cramer menciona que la infiltración de la lluvia en los acuíferos del Valle Central de Tarija —donde se ubica Tariquía— abastece de agua a un millón de personas fuera del área protegida, así como a los campos agrícolas de la zona. “Esta función fuera de la reserva es muy importante para Bolivia y se debe considerar en todos los estudios de impactos ambientales”, precisa.
Mongabay Latam se contactó vía telefónica con la empresa YPFB, responsable de la exploración de gas para los pozos de Astillero y Churumas, para consultar sobre los impactos ambientales que ocasionan los trabajos que actualmente se realizan en la reserva de Tariquía. Hasta el cierre de esta edición no se concretó la entrevista.
Abrir la puerta al uso extractivo
La reserva de Tariquía funciona como una bomba de agua, señala el científico Stefan Cramer.MAYRA ZALLES
A inicios del 2022, el gobierno de Bolivia anunció que se reactivaría el plan de Tariquía. En abril, la población que se opone al proyecto de hidrocarburos realizó marchas y emitió pronunciamientos por la defensa del área protegida. Tras el inicio de los trabajos, entre mayo y junio, las comunidades de Tariquía solicitaron al Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) la anulación y auditoría del plan de manejo aprobado en el 2014 mediante el cual se modificó la zonificación del área protegida.
En ese momento, en el 2014, el gobierno del entonces presidente Evo Morales realizó cambios en los planes de manejo de tres áreas protegidas: el Parque Nacional Carrasco, el Parque Nacional Tunari y la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía.
En esta última, el nuevo plan de manejo aprobado en ese momento significó la reducción de la zona de protección de cuencas en un 33% y aumentó el área de aprovechamiento de recursos naturales (uso intensivo extractivo) en un 45%, indica un análisis elaborado por CEDIB sobre las modificaciones.
Antes de esta modificación —se menciona en el documento de CEDIB— ambas zonas estaban separadas y se diferenciaba el uso extractivo intenso del uso de consumo. Sin embargo, el nuevo plan convirtió a estas dos zonas en una sola de uso extensivo extractivo y de consumo, lo que expande el área de uso intensivo extractivo a la de uso de consumo y se disminuye la protección.
Pablo Villegas, investigador del CEDIB y editor de la publicación, señala que el descenso en las reservas de gas en Bolivia llevó al gobierno a buscar todos los lugares posibles para exploración de gas, una decisión que incluyó a las áreas protegidas. “El plan de manejo se modificó para que ingresen no solamente el sector de hidrocarburos sino otros sectores”.
La población dentro de la reserva se opone al proyecto de hidrocarburos. MAYRA ZALLES
Jorge Campanini, también investigador de CEDIB, agrega que los cambios en el plan de manejo se realizaron sin consultar a las poblaciones que viven dentro de la reserva.
“Lo que hace este plan de manejo es, básicamente, configurar el escenario para que ingresen los proyectos. Las zona núcleo fue alterada para que entren los proyectos. Esa es la situación, un proyecto que está avanzando y está dentro de Tariquia, pero que se ha impuesto por la fuerza”.
Franklin Flores, director de la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía, señala que este proyecto de hidrocarburos “este enmarcado dentro de las reactivación económica de Bolivia” luego de que la pandemia de la COVID-19 afectara la economía del país.
Flores menciona también el decreto supremo aprobado en el año 2015 que permite el desarrollo de actividades hidrocarburíferas de exploración en las diferentes zonas y categorías de áreas protegidas, así como la norma de modificación del plan de manejo.
“Tengo que basarme en la normativa. Hay un decreto por el cual es permisible hacer este tipo de exploración y explotación de estos recursos naturales en la áreas protegidas. Además, el plan de manejo tiene una resolución que debo cumplir”.
El director de la Reserva Nacional de Tariquía agrega que como institución a cargo de la conservación de esta área protegida tiene que velar por el cumplimiento de las normas medioambientales.
“La institución (Sernap) tiene una unidad de monitoreo ambiental que, permanentemente, está realizando acciones de control. En este caso se están haciendo inspecciones para verificar que el proyecto esté cumpliendo las normas medioambientales para la preservación del área protegida”.
La lideresa Paola Gareca dice que continuarán solicitando que se suspenda definitivamente este proyecto. “Nuestra propuesta es que nos respeten como comuneros de la reserva y que se mantengan los lugares que han sido definidos para protegerlos, porque tiene mucha importancia no solo para Tariquía, sino para todo el departamento de Tarija”, finaliza.