Los apagones recurrentes provocados por los ataques de misiles rusos aterrorizan a decenas de miles de ucranianos
La «tortura» de los enfermos en Ucrania para mantener sus respiradores en marcha durante los apagones se ha convertido en una cuestión de vida o muerte.
Valentin Mozgovi no puede respirar por sí mismo y, en plena guerra de Ucrania, mantener su respirador en marcha, complica su vida.
Los apagones recurrentes provocados por los ataques de misiles rusos aterrorizan a decenas de miles de ucranianos, reporta AFP.
Dependen de la electricidad para mantener en funcionamiento sus equipos médicos.
Mozgovi padece esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurológica degenerativa que le ha dejado paralizado e incapaz de respirar sin ayuda.
Respiradores en marcha
«Como ve, está vivo. Eso significa que he resuelto el problema», dice a la AFP su esposa, Liudmila Mozgova, en un apartamento de Kiev.
A su lado, su marido está envuelto en un edredón estampado en una cama médica, con la cara apenas visible bajo el respirador.
En octubre empezó la ola de ataques rusos contra las infraestructuras energéticas.
Cuando ocurrió el primer gran apagón, Valentin tuvo que respirar por sí solo durante diez insoportables minutos.
«La forma en que respiraba daba miedo íNo sabíamos qué hacer!», cuenta su mujer.
Cuando los apagones se convirtieron en la norma, los Mozgovi se adaptaron.
«Su cuerpo no se mueve, pero su mente es muy brillante, da muchos consejos. Es nuestro capitán», dice.
La mujer instaló un sistema de almacenamiento de energía y baterías adicionales para el respirador.
Y para el colchón médico de su marido, que regula la presión de los pacientes en cama.
Ansiedad
Pero por muy preparados que intenten estar, su situación es precaria.
«Ojalá hubiera un poco de estabilidad para saber cuándo habrá electricidad, para tomar una decisión sobre cómo arreglárnoslas», dice la mujer.
Mozgova se da cuenta de la suerte que tienen de poder permitirse el equipo necesario para mantener con vida a su marido.
«Era muy caro, nuestros hijos nos ayudaron. Ni siquiera sé qué consejo dar a los que no tienen dinero», asegura.
En Ucrania, decenas de miles de personas necesitan electricidad para seguir en vida, explica Irina Koshkina.
Es directora ejecutiva de la oenegé SVOYI, que atiende a pacientes en cuidados paliativos.
«Si de repente todas esas personas no pudieran utilizar sus dispositivos vitales y acudieran al hospital al mismo tiempo, nuestro sistema médico sencillamente colapsaría», agrega.