El fenómeno meteorológico trae pocas lluvias y temperaturas más bajas de lo normal
Todo indica que en las próximas semanas, cuando parta la primavera, el fenómeno de La Niña comenzará a instalarse inexorablemente en el hemisferio sur, trayendo un verano menos caluroso pero también menos lluvias, lo que provocará un aumento en la sequía y en las heladas. Así lo indica el último reporte de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés), el que asegura que existe un 66% de probabilidad de que La Niña arribe con su corriente fría entre septiembre y octubre de este año.
La Niña se conoce como el fenómeno opuesto de El Niño y se trata del enfriamiento de las temperaturas de la superficie del océano en la región del Pacífico Ecuatorial. Se produce cada dos o siete años y alterna con el episodio inverso y momentos neutros. Cabe destacar que estas variaciones de temperaturas pueden provocar fluctuaciones importantes del clima en todo el mundo.
La Niña en Chile
César Torrealba, geógrafo y académico de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad Andrés Bello, recordó que la última vez que llegó La Niña a Chile fue en 2018. “Precisamente el cambio climático global que estamos viviendo en la actualidad, hace que no sea muy exacta la alternancia entre Niña y Niño. Esos límites son difusos en el último tiempo”, afirmó, según consigna una nota de BíoBío.
Específicamente, en los últimos años Chile ha vivido fenómenos de Niñas extensas y acentuadas. “Y el principal reflejo de eso, es la sequía que arrastra la zona central en los últimos 15 años”, sostuvo el académico.
Torrealba explicó que la nueva aparición de La Niña inhibe la evaporación, condensación y formación de nubes, por lo tanto, se acentúan las condiciones para no generar lluvias, sobre todo en Chile Central, desde Aconcagua hasta el Bío Bío y también el Norte Chico.
Junto con ello, aparece un patrón de lluvias concentradas, lo cual impide que se recarguen las napas y que escurra el agua hacia el mar, por lo tanto, hace más evidente el efecto de sequía.
Además del estrés hídrico que afecta actualmente a la zona central chilena, hay que considerar que el factor de La Niña generaría “fuertes lluvias altiplánicas en el norte y también un aumento de la temperatura en la zona patagónica”, prevé Torrealba.