Dos niños fueron víctimas de vejación de parte de 4 hermanos, uno murió y otro lucha por su vida

«Me apuntaron con una arma, para que no diga nada y para que no grite», es el testimonio que dio el niño en su evaluación psicológica a la Policía.

Dos menores de edad, una mujer y un varón, fueron víctimas de violación de parte de cuatro hermanos en Yapacaní, Santa Cruz. El niño de 11 años se encuentra en terapia intensiva tras ser diagnosticado con una enfermedad de transmisión sexual, mientras que la otra víctima, una niña, murió, según el director de los Servicios Integrales de Justicia Plurinacional (Sijplu), Aldo Torres.

«Tenemos el dato de que la niña ha fallecido, estamos buscando a los familiares, esos familiares se encontrarían en Chile, nos estamos contactando para obtener información concreta y calara para conocer que ocurrió en este hecho».

Consultado sobre cuál de los hermanos es el responsable de la muerte de la niña, Torres respondió: «él hermano que falleció en Palmasola». Esa persona era portador de una enfermedad de trasmisión sexual.

Caso del niño de Yapacaní

Su sufrimiento comenzó cuando él tenía solamente 8 años. Se trata de un niño que ayer cumplió 11 mientras lucha por su vida en una cama de hospital tras haber contraído una enfermedad de transmisión sexual, producto de una violación grupal.

El hecho ocurrió en una vivienda de Yapacaní, Santa Cruz, donde el pequeño iba constantemente para realizar tareas y jugar con su compañerita de escuela. Los acusados de la vejación son cuatro hermanos, de los cuales dos están detenidos, uno murió y el cuarto está prófugo.

Roxana Fernández, hermana de la víctima, relata que tras las vejaciones, el niño era amenazado con un arma de fuego por parte de los sujetos y por ello decidió callar.

«Lo han amenazado para que no diga nada, para que no hable, lo han amenazado con matar a toda la familia», narró.

La familia hizo la denuncia en octubre del 2021, cuando el niño empezó a presentar malestar en su salud. Al inicio del proceso, el menor no podía hablar ni reconocer a sus agresores y por ello no se habrían apresurado las investigaciones, según Fernández.

«Me apuntaron con una arma, para que no diga nada y para que no grite», es el testimonio que dio el niño en su evaluación psicológica a la Policía.

Sebastián S., de 17 años, uno de los agresores se encuentra con detención preventiva por 45 días. Mientras que Miguel S., quien fue aprehendido el pasado lunes fue trasladado a Palmasola la mañana de este miércoles, donde permanecerá allí por 180 días.