Una nueva investigación sugiere que la noble Anne d’Alégre utilizaba alambre de oro para mantener en su sitio un diente incisivo, hecho con marfil de elefante.
Treinta años después de su descubrimiento, el esqueleto de una aristócrata francesa protestante, de la época de las guerras de religión en ese país, revela finalmente los secretos íntimos de esa personalidad, y de su ambiente social.
La sepultura de Anne d’Alègre, fallecida en 1619 a la edad de 54 años, fue abierta durante unas excavaciones en el castillo de Laval (oeste), en 1988. Embalsamado en un féretro de plomo, el esqueleto estaba particularmente bien conservado, así como su dentadura.
Los arqueólogos descubrieron que esa dentadura tenía una prótesis, pero no tenían herramientas de análisis adecuadas para analizar ese hallazgo.
La utilización de un escáner en 3D ha puesto ahora al descubierto que la difunta sufría de una enfermedad parodontal que provoca la pérdida de los dientes, según un estudio aparecido esta semana en el Journal of Archeological Science.
La prótesis sostenía un diente incisivo, hecho con marfil de elefante, sostenido por hilos de oro que al mismo tiempo mantenían los premolares en su sitio.
Prótesis estética
Pero este tratamiento en realidad «solo logró agravar la situación» de la paciente, explica a la AFP Rozenn Colleter, del Instituto francés de Investigaciones Arqueológicas Preventivas, autora principal del estudio.
A largo plazo ese tratamiento, que incluía «múltiples refuerzos obligatorios, provocaron la inestabilidad de los dientes próximos», explica el texto.
El objetivo de una prótesis de ese tipo no solamente era terapéutico, sino estético y ante todo social.
¿Quién era Anne d’Alègre?
Una mujer noble debía intentar preservar su dentadura sana el mayor tiempo posible. En palabras de Ambroise Paré, médico de la corte y contemporáneo de Anne d’Alègre, «si un enfermo era desdentado, su palabra era depravada», explica Rozenn Colleter.
Y Anne d’Alègre era además una personalidad «controvertida», dos veces viuda y «sin una buena reputación», explica esta arqueo-antropóloga.
Se casó primero con Paul de Coligny, el último conde de Laval. Enviudó a los 21 años, con un hijo. Francia está desgarrada en esa época por los enfrentamientos entre católicos y protestantes.
Ella es protestante hugonote. Esconde a su hijo para que no sufra la ira de los ultracatólicos, pero pierde su tutela y sus bienes por orden del rey.
Se vuelve a casar con el gobernador de Normandía. Su hijo, Guy XX, se convierte al catolicismo y muere a los 20 años en cruzada religiosa.
«Durante tres años, Anne d’Alègre luchó para que Guy XX sea enterrado con su familia protestante», explica Rozenn Colleter. Vuelve a enviudar, cae enferma y muere durante el invierno de 1619 a los 54 años.
El examen de su dentadura revela «mucho estrés» durante esos años. Y Anne d’Alègre debió sufrir además porque soportó su prótesis, mal configurada, durante años.
Se calcula que las enfermedades periodontales graves afectan a casi una quinta parte de los adultos del mundo, según la Organización Mundial de la Salud.