Crisis. Falta de empleo y reactivación económica provocan la actividad ilegal
El contrabando de bebidas alcohólicas y alimentos no tiene control en Yacuiba, frontera entre Bolivia y Argentina. El municipio se ha convertido en el epicentro del comercio ilegal, actividad a la que se dedican centenares de personas desempleadas por la crisis.
Por ese territorio boliviano al sur del país, muy próximo a la localidad de Salvador Mazza en la provincia argentina de Salta, existen al menos 40 pasos fronterizos no autorizados y solo uno legal ubicado en San José de Pocitos. Por esos accesos ilegales, desde Argentina todos los días ingresa a territorio boliviano una incuantificable cantidad de contrabando de alimentos y sobre todo cerveza de diferentes marcas.
El contrabando de bebidas alcohólicas y alimentos tiene horas específicas y es efectuado, entre otros, por más de 700 bagalleros, quienes se encargan de transportar manualmente los productos desde Salvador Mazza hasta Pocitos, en en el lado boliviano.
Estas personas se encuentran organizadas en la Asociación de Bagalleros de Yacuiba, cuyo presidente Juan Carlos Llanque reveló a este medio cómo opera el mercado ilegal en esa región.
El traslado de productos se efectúa de 07.00 a 11.00 (hora de Bolivia); durante las cuatro horas internan al país: harina, conservas y en especial cajas de cerveza de diferentes marcas, el precio que cobran por el servicio es de Bs 10, en tanto que por cada caja de bebidas cobran Bs 1.
Según cuenta Llanque, la distancia que deben recorrer con los productos entre un lado y otro es un kilómetro aproximadamente o lo que equivale a siete cuadras.
Antes de la llegada al país de la pandemia del COVID-19, el número de bagalleros era menor y no sobrepasaba las 100 personas; sin embargo, como consecuencia del coronavirus, la crisis económica obligó a hombres y mujeres a dedicarse al rubro para llevar el sustento a sus hogares.
La principal herramienta que utilizan los bagalleros para su actividad es un carrito de mano para carga de dos ruedas, en el que trasladan los productos empujando por la ruta entre ambos territorios, explica el dirigente.
Otro rubro que también fue creciendo a raíz del boom del contrabando de bebidas es el servicio de “motoqueros”, que por una tarifa de Bs 10 trasladan gente de un lado a otro, para lo cual transitan por sendas en el lado boliviano llegando a las calles asfaltadas del lado argentino, donde al advertir la presencia de gendarmes de ese país circulan raudamente y sin pasajeros para no levantar sospechas.
MERCADO
La ley de la oferta y demanda, como modelo económico básico, impulsa el mercado ilegal en Yacuiba, donde el contrabando se ha convertido en una actividad que concentra a organizaciones pequeñas y grandes.
De acuerdo con versiones de los pobladores, que prefirieron guardar su identidad en reserva, hay contrabandistas que internan al país pequeñas cantidades de productos para ofrecerlos en mercados populares, pero también coexisten grandes organizaciones que lo hacen en cantidades mayores, estas últimas se encuentran muy bien constituidas.
Por ejemplo, cuando operan lo hacen recurriendo al uso de “loros”, que son personas contratadas que van al frente de las caravanas para alertar si en la ruta se ubican controles de aduana, policía o militares.
Además, cuentan con equipos de seguridad que “no temen en hacer uso de armas de fuego para cumplir con su cometido”.
José Solórzano, dirigente de la feria mañanera en la zona Héroes del Chaco, relata que tras el cierre de fronteras por la pandemia muchas personas abandonaron sus fuentes laborales en el lado argentino y tuvieron que buscar alternativas en Yacuiba, y encontraron una salida en el contrabando.
“Había una preocupación muy terrible en la población de Yacuiba, donde la gente no tenía ni siquiera para comer, producto de ello es esta feria mañanera donde hay gente (vendedores) que ha tomado la iniciativa para poder sobrevivir trayendo cositas para vender”, manifestó.
En la feria existen tiendas donde los comerciantes ofrecen productos en grandes cantidades; asimismo, al frente se encuentran ubicados puestos de venta en la calzada de la avenida principal.
De acuerdo con los propietarios, el alquiler mensual de una tienda oscila entre Bs 500 y 800.
Los comerciantes, en promedio, operan con un capital entre Bs 10.000 y un poco más de Bs 20.000, con lo que adquieren productos de origen argentino a bajo precio para su comercialización a costos más elevados en territorio boliviano.
En un sondeo efectuado por este medio entre los comerciantes de la región, se logró establecer que los principales compradores de este producto son los comerciantes de grandes almacenes.
El comercio ilegal de estas bebidas alcohólicas es más rentable los jueves y viernes, debido al fin de semana. Los compradores proceden de ciudades como Tarija y Santa Cruz, donde existe intensa actividad nocturna.
Por su bajo costo, otros transportan las bebidas camufladas en maletas hasta otros departamentos a través de buses y en algunos casos por vía aérea.
INACCIÓN
Para el alcalde de Yacuiba, Ramiro Vallejos, el crecimiento del número de personas dedicadas a la internación de productos de importación creció de forma exponencial en el último año, provocando que los comerciantes ocupen más espacios en mercados populares y otras zonas, lo cual también ha generado que se registren enfrentamientos por los puestos de venta.
La autoridad precisó que para solucionar el problema, entre comerciantes legales y quienes ocupan espacios transitoriamente, el municipio determinó autorizar el funcionamiento de una feria en la zona Héroes del Chaco, donde se instalan periódicamente cerca de 700 puestos de venta los días lunes, miércoles y viernes de seis a ocho de la mañana.
Según evaluación del alcalde Ramiro Vallejos, el control del contrabando es competencia de los funcionarios de la Aduana Nacional de Bolivia (ANB) y del Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando; sin embargo, esas instituciones “no cumplen con sus tareas”.
En el afán de corrobar la afirmación de esta autoridad edil, LA RAZÓN intentó conversar con Wilma Laime, representante o ejecutiva de la Administración Aduanera en Yacuiba; empero, luego de una larga espera en sus dependencias, los funcionarios técnicos informaron a este medio que la responsable de esta oficina no podía atender requerimientos de información de los medios de prensa, debido a que necesita una autorización de la oficina central de la Aduana en la sede de gobierno.
Ante esa situación, también se probó conversar con el comandante de la Tercera División del Ejército Nacional, acantonada en la región, con la finalidad de conocer sobre los operativos de control que llevan adelante en la frontera. No obstante, los subalternos de esa unidad se limitaron a señalar que la principal autoridad militar se encontraba cumpliendo otras tareas.
Posteriormente, tras efectuar un recorrido por el puesto fronterizo en Pocitos y Salvador Mazza se observó una evidente diferencia en el control que se hace en el territorio boliviano y el lado argentino.
En el primer caso, la ausencia de efectivos policiales y militares es muy evidente, lo cual es aprovechada por los contrabandistas para llevar adelante su actividad ilícita.
Por ejemplo, en las sendas por donde circulan los bagalleros en el lado boliviano el control es nulo, vecinos de la zona señalan que el panorama es similar todos los días, en tanto que en el lado argentino el control es más estricto por parte de gendarmes uniformados y guardia civil, los cuales están atentos a verificar todo lo que ingresa a su territorio.
En la frontera usan ducto para internar aceite de manera ilegal
La habilidad de los contrabandistas no tiene límite, pues en las últimas semanas en Salvador Mazza se descubrió un conducto tubular (manguera) que se encontraba bajo tierra y por el cual se contrabandeaba aceite argentino a Bolivia.
Se trataba de una manguera de dos pulgadas de diámetro y 30 metros de largo, que conectaba a otro tubo polímero de dos pulgadas y media pero de 100 metros de largo, los cuales eran utilizados para el envío ilegal de grandes cantidades del producto señalado.
Los contrabandistas utilizaban camiones cisterna cargados de aceite comestible, que se ubicaban en el terreno elevado del lado argentino, y a través de ese sistema de mangueras con partes enterradas hasta un metro de profundidad, evadían los controles y bombeaban el aceite de origen vegetal al lado boliviano.
Al respecto, el alcalde de Yacuiba, Ramiro Vallejos, informó que funcionarios de la gendarmería de Argentina identificaron e intervinieron el lugar donde se encontraba el conducto por donde se enviaba aceite y procedieron a su retiro.
Ante ese hecho ilícito que afecta a la producción nacional y la inacción de las autoridades llamadas por ley, dijo: “Mediante este medio quiero exigir a nuestras autoridades nacionales que se preocupen por ayudar a solucionar este problema acá en esta frontera (Yacuiba), que perjudica especialmente a la producción boliviana”.
Vallejos detalló que para evitar ese tipo de acciones de los contrabandistas, el municipio transportó y depositó grandes cantidades de tierra e incluso se hicieron zanjas con maquinaria pesada, en los lugares identificados como pasos ilegales, pero las personas dedicadas a esa actividad ilegal se dan modos para internar productos al país.
Como ejemplo, citó que recientemente se descubrió que los contrabandistas fabrican puentes artesanales de madera para permitir el paso de bagalleros al lado boliviano.
Yacuiba y San José de Pocitos son dos poblaciones fronterizas que tienen un intenso intercambio comercial con la localidad de Salvador Mazza en la provincia argentina de Salta.
Se comunican también con Aguas Blancas por medio del puente internacional y de botes que atraviesan el río.
Los bajos precios impulsan al contrabando
En Yacuiba una caja de 24 unidades de cerveza de marcas argentinas tiene un costo de Bs 84, mientras que en La Paz los mismos productos pueden llegar a costar hasta Bs 200. Es una muestra de que el contrabando afecta a la producción nacional.
Tras la visita efectuada al punto fronterizo de Yacuiba, ubicado en Tarija, al sur del país, La Razón constató que en los diferentes centros de comercio una caja de cerveza de marcas argentinas, de 24 unidades, tiene un costo de Bs 84 y un paquete de seis, Bs 30. En tiendas de barrio, la unidad de este producto no supera los Bs 5. Esos precios hacen que la zona se encuentre inundada de productos de contrabando y se constituya en el epicentro del comercio ilegal de bebidas alcohólicas, como la cerveza.
En La Paz, este mismo producto tiene un costo más elevado. En un recorrido efectuado por este medio por la tradicional avenida Manco Kápac, donde la principal actividad es la venta de bebidas, se observó que la caja de 24 unidades de las cervezas argentinas oscila entre Bs 180 y 200.
Asimismo, la unidad del producto argentino puede llegar a costar más de Bs 10.
Mientras que en el mercado interno una botella de cerveza producida por la Cervecería Boliviana Nacional (CBN), tiene un precio de Bs 13 en tiendas de barrio y Bs 15 en licorerías; sin embargo, el mismo producto en Yacuiba se lo puede adquirir en Bs 18 o 20.
“El precio de la mercadería de contrabando ayuda a llenar nuestros puestos de venta, en cambio los productos nacionales fabricados en otros departamentos allá (Yacuiba) tienen un costo que triplica el precio de uno internado por la vía del contrabando”, es una respuesta que recibió este medio de los comerciantes, la misma resume por qué prefieren vender productos de contrabando antes que los producidos en el país.
IMPACTO
Según un estudio efectuado por la empresa internacional especializada en investigación de mercados Euromonitor International, por encargo de la CBN, el principal factor que impulsa al contrabando de cerveza y vino es la devaluación de la moneda en Brasil y Argentina.
A esa situación se suman los cambios en la carga impositiva en estos países, de un 10% a un 40%, impactando en el aumento del comercio ilegal, generando un trade-off (costo-beneficio).
Las marcas más requeridas por quienes se dedican a esa actividad ilícita son: cerveza Conti, Brahma, Skol, Kaiser, Itaipaiva y otras de origen brasileño, como Quilmes y Schneider de origen argentino.
Respecto a otras bebidas alcohólicas con mayor demanda, destaca el Fernet Branca. En materia de vinos, el estudio no identificó marcas específicas.
En cuanto a la afectación económica al erario nacional por la evasión de impuestos, el trabajo señala que el contrabando en 2019 provocó una perdida fiscal de $us 118,3 millones.
Finalmente, Santa Cruz, Tarija, Beni, Pando y Cochabamba son las regiones más afectadas por el contrabando de bebidas, donde se evidencia la falta de control de las instituciones estatales como la Aduana, Fuerzas Armadas y Senasag.